Fuiste creado con proposito (Isaias 6:1–8)
Idea central
Fuimos creados para adorar a Dios con reverencia y servirle fielmente, reconociendo Su santidad y respondiendo a Su llamado con humildad.
Contexto bíblico
En una visión, Isaías ve a Dios sentado en un trono de gloria, rodeado por ángeles que lo alaban. Abatido por la santidad de Dios, Isaías se siente indigno de Su presencia. Un serafín lo purifica con un carbón encendido del altar, y, ahora limpio, Isaías se ofrece para ser el mensajero de Dios. Este pasaje enfatiza la santidad de Dios, la pecaminosidad humana y el poder transformador de la gracia divina. Marca el inicio de la misión profética de Isaías.
Expliquémoslo
1. Fuimos creados para adorarle (vv. 1–5)
Isaías recuerda la experiencia que tuvo después de la muerte del rey Uzías. Estaba a punto de presenciar la gloria de un Rey eterno, que estaba alto y exaltado, con los serafines adorándolo. Es importante notar cada detalle de lo que sucedía. La palabra serafines significa "los ardientes" o "los de fuego". Estos ángeles estaban celosos de la santidad de Dios, y su reacción ante Su gloria nos enseña mucho. Dos alas cubrían los rostros de los serafines porque no se atrevían a mirar directamente a la gloria de Dios. Dos alas cubrían sus pies, reconociendo su humildad, aun estando en servicio divino. Con dos alas volaban, sirviendo al que estaba en el trono. Así, las cuatro alas estaban relacionadas con la adoración, enfatizando la prioridad de alabanza mientras proclamaban que Dios es tres veces santo. Esta realización hizo que Isaías viera su propia inmundicia en comparación con la majestad de Dios.
De esto aprendemos que, así como Cristo nos ha dado acceso para entrar libremente en la presencia de Dios (Hebreos 10:19-22; Romanos 5:1-2), debemos hacerlo con reverencia. La reacción de los serafines ante la presencia de Dios mostró humildad, reverencia y participación activa en proclamar Su santidad, mucho de lo cual comienza en el corazón. No debemos dar por sentada la privilegio de glorificar a Dios, y si necesitamos una razón, es porque Él es tres veces santo. No quedemos inmóviles ni descuidados al participar en la glorificación de Dios, sino hagámoslo reverentemente. Cuando estamos en Su presencia, estamos ante el Rey de reyes y Señor de señores (1 Timoteo 6:15).
Asegúrate de mostrar reverencia y humildad en tu adoración diaria
Que aprendemos: Dios merece ser adorado
Preguntas para discutir
¿Qué cambios podemos hacer para evitar caer en la rutina y asegurarnos de que nuestra adoración sea activa y sincera?
2. Fuimos creados para servirle (vv. 6–8)
Después de presenciar la majestuosidad de Dios, Isaías reconoció su condición y se sintió indigno. Luego fue limpiado por los serafines mediante la acción de un carbón encendido tomado del altar. Lo que se acerca a Dios, Él lo limpia. Cuanto más nos acercamos a Él, más deseamos parecernos a Él al crecer en santidad (1 Pedro 1:15-16). Al igual que Isaías, también podemos sentirnos indignos de la presencia de Dios, especialmente cuando reflexionamos sobre nuestras vidas. Cuando nos sentimos así, podemos dudar en buscar a Dios y quedarnos estancados debido a la culpa. Sin embargo, debemos recordar que en Cristo no hay condenación, ya que Él es nuestro mediador entre Dios y nosotros (Romanos 8:1; 1 Timoteo 2:5). Por lo tanto, debemos reconocer la presencia de Dios y buscarle para que Él continúe limpiándonos y dándonos victoria (Hebreos 4:16; Hebreos 10:19-22).
Después de experimentar la limpieza de Dios, Isaías estuvo en sintonía con Él, porque cuanto más tiempo pasamos con Él, más sensibles nos volvemos a Su presencia. Luego escuchó la voz de Dios preguntando, “¿A quién enviaré?” e Isaías respondió, “Aquí estoy, envíame a mí.” Aceptó el llamado de Dios para adorarlo y cumplir Su propósito. Hagamos lo mismo.
Practica la gratitud por el sacrificio de Jesús y por el acceso libre a la presencia de Dios
Que aprendemos: Otra forma de adorar a Dios es con nuestro servicio
Preguntas para discutir
¿Cómo podemos lidiar con los sentimientos de indignidad y culpa al acercarnos a Dios?
¿Qué significa para ti responder al llamado de Dios como Isaías, diciendo: “Aquí estoy, envíame a mí”?
Llamado a la acción
Nunca debemos dar por sentada el privilegio de glorificar a Dios. Si necesitamos una razón, es porque Él es tres veces santo. No permanezcamos pasivos ni descuidados cuando le adoremos, sino acerquémonos a Su presencia con reverencia. Cuando estamos en Su presencia, estamos ante el Rey de reyes y Señor de señores