Idea central
Cuando te acercas a Dios, experimentas su transformación, para la cual Jesús nos ha dado libre acceso a la presencia de Dios.
Contexto bíblico
Moisés vuelve al monte Sinaí para renovar el pacto con Dios después de la adoración al becerro de oro, experimentando una transformación física por su encuentro con Dios. Este capítulo destaca la importancia de la comunión con Dios y su capacidad para transformar a aquellos que lo buscan sinceramente.
Expliquémoslo
1. Un tiempo de comunión con Dios cambia todo (vv. 29–30)
Después de pasar tiempo con Dios, Moisés descendió del Monte Sinaí con el rostro radiante porque había hablado con Dios. Sin embargo, no era consciente de su cambio de apariencia. El resplandor en su rostro mostraba una manifestación física de una realidad espiritual: Moisés fue transformado por su encuentro con Dios.
¿Qué sucede cuando una persona tiene un encuentro con Dios? ¡Son transformados! Examinemos la vida de Pablo. Anteriormente, era un perseguidor de aquellos que expresaban fe en Cristo (Hechos 22:3-4; Hechos 8:3), hasta que tuvo un encuentro con Él (1 Corintios 15:8; Hechos 9:17; Hechos 9:3-8). Cayó al suelo después de experimentar una luz del cielo brillando a su alrededor y escuchar Su voz, y se levantó una persona diferente. Ese día, el perseguidor se convirtió en un discípulo devoto (2 Timoteo 4:7-8). Somos influenciados por aquellos con quienes nos rodeamos. Cuanto más tiempo pasamos con Dios en oración y en Su palabra, más somos influenciados por Él y irradiamos Su amor.
Establece una disciplina de incorporar la búsqueda diaria de la presencia de Dios en tu vida
Que aprendemos: Cuanto más busques a Dios, más lo reflejarás.
Preguntas para discutir
¿Cuáles son los obstáculos comunes que enfrentas al intentar establecer una disciplina de buscar la presencia de Dios y cómo puedes superarlos?
¿Qué cambios necesitas hacer en tu rutina diaria para priorizar el tiempo con Dios sobre otras actividades menos importantes?
2. Jesus nos da la habilidad de tener comunión con Dios (vv. 31–35)
El pueblo de Israel tenía miedo del resplandor de Moisés, por lo que comenzó a usar un velo sobre su rostro después de hablar con ellos. Lo quitaba una vez que volvía a la montaña para hablar con Dios. El velo servía para protegerlos del abrumador resplandor de la gloria de Dios. Representaba barreras entre la plena comprensión de Dios y Su santidad ante el pueblo.
Ahora, sin embargo, a través de Cristo, tenemos un nuevo pacto donde el velo es removido, permitiéndonos acercarnos a Dios con confianza y claridad (2 Corintios 3:15-18). Podemos acceder libremente a su trono de gracia gracias a El (Hebreos 4:15-16).
Cristo nos dio el libre acceso a Dios
Que aprendemos: Tenemos la libertad de acercarnos a Dios a través de Cristo
Preguntas para discutir
¿Cómo podemos vivir de manera más consciente de la presencia de Dios en nuestras vidas cotidianas, sabiendo que tenemos la libertad de acercarnos a Él en cualquier momento?
¿Qué cambios prácticos podemos hacer en nuestra rutina diaria para priorizar nuestro tiempo con Dios y fortalecer nuestra relación con Él?
Llamado a la acción
Si no tienes una relación personal con Dios, Jesús te da la posibilidad de tenerla. Él pagó un alto precio en la cruz para restaurar tu relación con Dios.