Sé sabio y no un necio (Eclesiastés 10:1–20)

Idea central

Dios quiere que seas un hombre sabio, no un hombre necio, y si somos necios, podemos crecer a ser sabios.

Contexto bíblico

Como autor del libro de Proverbios, Salomón tenía una vasta experiencia en pensar sobre la vida y componer dichos sabios. No es sorprendente, entonces, que a medida que avanza hacia su conclusión de Eclesiastés, incluya una serie de declaraciones proverbiales sobre la vida y la futilidad, la sabiduría y la insensatez.

Expliquémoslo

1. Crece en la sabiduría de Dios (vv. 1—10)

Salomón continúa escribiendo que los necios dan a conocer su necedad. En el necio hay una constante inclinación del corazón hacia su necedad que deshonra el honor de un hombre sabio. Escribe que muestra a todos que es un necio. Salomón también señala que el hecho de que alguien esté en lugares altos no significa que sea sabio.


¿Quieres crecer en la sabiduría de Dios y no ser una persona necia? La primera manera en que podemos crecer en sabiduría es teniendo reverencia a Dios (Salmos 111:10; Proverbios 9:10). Cuando tememos a Dios, le demostramos nuestro amor al obedecer sus mandamientos (Juan 14:15). También podemos crecer en la sabiduría, leyendo y estudiando la Biblia. La Palabra de Dios nos instruye en todas las cosas (Salmos 119:105). Tiene más valor que el oro y la plata y cuanto más la leemos, más sabios nos volvemos, y la sabiduría que obtenemos transforma nuestra mente. Por último, aunque carezcamos de sabiduría, podemos pedírsela a Dios y Él nos la dará (Santiago 1:5)

  • La sabiduría comienza por temer a Dios. Temer a Dios significa tener respeto por Su nombre

  • La Biblia contiene sabiduría. Debemos leerla para obtenerla

Lo que aprendemos: Dios quiere que seamos sabios


Preguntas para discutir

¿De qué otras maneras podemos crecer en la sabiduría de Dios?

¿Cuál es la definición de una persona necia?

2. Cuida tus palabras (vv. 11—20)

Salomón da una idea de las consecuencias de la necedad y los beneficios de la sabiduría. Enfatiza el impacto de las palabras, retratando al necio como alguien que habla sin restricciones, lo que lleva a su caída. Por otra parte, los sabios eligen cuidadosamente sus palabras, cultivando un espíritu de discernimiento.

Lo que uno habla es una manera fácil de discernir si una persona es sabia o necia. Si queremos ser sabios, no debemos ser rápidos para hablar, sino que debemos ser rápidos para escuchar y lentos para hablar porque, en muchas palabras, el pecado es inevitable (Proverbios 10:19; Santiago 1:19). Cuando uno tiene discernimiento, comprende el momento adecuado para hablar.

  • Lo que hablamos revela qué tipo de personas somos

Lo que aprendemos: La muerte y la vida están en poder de la lengua, elige tus palabras cuidadosamente

Preguntas para discutir

¿Por qué pensáis que el necio no restringe su lengua (sus palabras)?

En tus palabras define el discernimiento.

Llamado a la acción

Todos cometemos errores en la vida. Hoy hay una nueva esperanza de que Dios nos concede la posibilidad de cambio y crecimiento en Su sabiduría.