Idea central
Debemos dar a Dios lo mejor de nosotros y caminar en Su temor y obediencia a Su Palabra.
Contexto bíblico
En esta última sección, el predicador reflexiona sobre la vejez y la muerte, una conclusión apropiada si se tiene en cuenta que se centra en la limitación humana, la brevedad de la vida y la muerte como destino final (1:3-11). Utilizando diversas metáforas, describe cómo el cuerpo se descompone a medida que uno envejece y el todo de la vida es temerle y obedecerle.
Expliquémoslo
1. Sirve a Dios mientras puedas (v. 1—7)
Es fácil olvidar que nuestro tiempo en esta tierra es limitado. Algunos vivimos la vida como si fuéramos a vivir para siempre, mientras que la realidad es otra. El predicador dice que el vigor de nuestra juventud no durará para siempre, y que nuestros cuerpos se descomponen a medida que pasan los días. ¡Caramba! Esto suena deprimente, pero el predicador no trataba de desanimarnos, sino de situar nuestro enfoque en la perspectiva adecuada. Porque la vida es corta, debemos servir a Dios con todo, incluso más. No debemos esperar a estar consumidos sin la misma energía y fuerza para decir finalmente: "Dios, estoy listo para servirte". Tristemente, cuando el vigor y la vitalidad hayan desaparecido. Por eso, antes de que llegue la tristeza de la vejez, haz tuyo el punto de vista de Dios. Mientras aún tengas fuerzas, recuerda a tu Creador. Adopta la perspectiva de Dios y sírvele. Debemos servir a Dios fielmente y con todo nuestro corazón, ya que nuestra recompensa viene de Él (1 Samuel 12:24; Colosenses 3:23—24).
No siempre tendremos la misma energía en la vida, demos a Dios nuestros mejores años
Lo que aprendemos: No esperes a tu próxima temporada en la vida para servir a Dios, hazlo ahora
Preguntas para discutir
En su opinión, ¿cuál es el mejor momento para servir a Dios? En ¡En todas las estaciones de la vida! Cuanto antes mejor.
¿Cómo cambia tu perspectiva del servicio a Dios sabiendo que no tendremos el mismo vigor
para siempre?
2. Teme a Dios y obedécele (vv. 8—13)
El predicador concluye su carta de Cantares y Círculos con esta verdad: temer a Dios y guardar sus mandamientos. Estas dos verdades universales pueden aplicarse a todo el mundo a cualquier edad porque, en verdad, no podemos vivir independientemente de Dios. Para conocer el propósito de nuestra vida, tenemos que seguirle.
Para un creyente, temer a Dios significa tener reverencia por Su nombre. Y respetar Su nombre es honrarlo, alejándonos de todo lo que no le traiga gloria. Además, para temer a Dios, debemos obedecer sus mandamientos. No debe haber confusión, ya que dejó Su Palabra escrita en un lenguaje que pudiéramos entender. Jesús incluso nos enseñó que demostramos nuestro amor obedeciendo los mandamientos de Dios (Juan 14:15). Porque al final, cuando todo haya terminado y hayamos fallecido, daremos cuenta a Dios, que todo lo ve (Romanos 14:12; Hebreos 4:13).
Vive tu vida con un corazón que desea honrar a Dios
Lo que aprendemos: Nuestra mejor vida comienza cuando tememos a Dios y obedecemos sus mandamientos
Preguntas para discutir
En tus palabras, ¿qué significa temer a Dios? ¿Por qué temer a Dios significa respetarlo?
¿Por qué algunas personas creen que no necesitan a Dios en sus vidas?
Llamado a la acción
Da hoy a Dios lo mejor de ti. Como el mañana no está garantizado, empieza a servirle con el vigor que te ha dado.