Manteniendo la paz que Cristo nos ha dado

Dios en Su omnisciencia sabía que habría momentos en las vidas de los hombres y mujeres en los que habría confusión y desasosiego. Por eso estableció el hecho real de la paz que se necesita para estar libre de toda perturbación que impide que funcionemos con serenidad y tranquilos.

Desde el Antiguo Testamento el Señor estableció parámetros o formas donde demuestra que Él es quien produce esa paz necesaria para el hombre. Tanto así que el profeta Isaías lo llama Príncipe de Paz (Isaías 9.6). Encontramos también algunas circunstancias donde la paz que Dios brinda se manifiesta para beneficio de los suyos. Un ejemplo lo encontramos en 2 Reyes capítulo 6 cuando el ejército del rey de Siria rodeó la ciudad de Dotán donde moraba Eliseo. En la mañana al darse cuenta el siervo del profeta que estaban rodeados se asustó y preguntó a su amo ¿qué haremos?

La respuesta del profeta nos muestra que estaba en paz, tranquilo, confiando en Dios. Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. (2 Reyes 6:16). Al orar Eliseo a Dios para que abriera los ojos espirituales de su siervo “…y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo”.

La idea básica y primaria de la palabra bíblica «paz» es la de un estado completo, íntegro, total. En el concepto se incluye la idea de contentamiento o cualquier cosa que produzca seguridad, bienestar y felicidad (Isaías 32:17, 18).

El diccionario da la siguiente definición de la palabra “paz”:  Estado de calma y tranquilidad, sin molestias, disputas u otras circunstancias que causen malestar. Es estar en sosiego que es el estado de ánimo del que se encuentra tranquilo.

¿Cómo podemos nosotros tener esa paz?

  • Solo a través de Jesús podemos adquirir esa paz. Y para ello debemos de humillarnos ante Él reconociendo que hemos pecado y pidiéndole perdón alcanzando así la salvación que Él ofrece.

  • Es a través de la fe que podemos obtener esa paz. No tenemos que pedir que nos dé paz, Él ya nos la dio, ahora solo debemos recibirla. Un acontecimiento narrado en los Evangelios es el hecho de que en cierta ocasión cruzaban el mar de Galilea desatándose una tormenta que anegaba la barca en donde iban. Pero el Señor se quedó dormido, eso es tener y estar en paz. Los discípulos lo despiertan y hasta en una forma de reclamo le dicen si no se preocupa porque estaban a punto de perecer y Su divina respuesta fue calmar el viento y el mar. Y ahí les reclama ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? (Marcos 4:40)

  • Ahora como discípulos de Jesús nosotros debemos seguir Sus pisadas. Él sabía que habría de pasar aquella noche, sin embargo, porque tenía y estaba en paz se quedó dormido. Él nos dice que las obras que Él hizo también las haríamos los que hemos creído y aun mayores haremos. Así que vivamos confiados, seguros sabiendo que mayor es el que está con nosotros que toda peste que pueda venir.

  • La paz ya nos fue dada. En el Evangelio de Juan capítulo 14:1 nos dice “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” Y en el versículo 27 del mismo capítulo encontramos “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

  • La paz no es un sentimiento. Los sentimientos del humano cambian. La paz es un hecho real y como proviene del Inmutable Dios permanece. Estamos en paz cuando estamos seguros, cuando sabemos que estamos protegidos.

¿Cómo podemos mantenernos en esa paz que solo Cristo da?

  • Manteniendo comunión con Él. Todo lo recibimos por Él así que no retendremos la paz si esa comunión se rompe. Nos ha enviado el Espíritu Santo para que nos guíe a toda la verdad; porque no habla por Su propia cuenta, sino que habla todo lo que oye y nos hace saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13)

  • Debemos estar seguros de que Fiel es el que nos llamó. En Filipenses 1:6 Pablo dice: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Cuando Dios comienza una obra de salvación en una persona, Él termina y perfecciona esa obra. Por eso el verbo “perfeccionará” apunta a la seguridad eterna del cristiano. Esto debe producir en nosotros esa paz en la que podemos vivir. Seguros de que sin importar lo que suceda en nuestro alrededor estaremos en Su presencia algún día y será para la eternidad y antes de que eso suceda podemos confiar que Él esta obrando.

  • Dios es inmutable, este es uno de Sus atributos, por lo tanto, estemos en paz seguros de que “…todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” (2 Corintios 1:20)

  • Todas las promesas que Dios hizo en el Antiguo y Nuevo Testamentos son posibles en Jesucristo y solo se cumplen en Él. Lo dicho por Pablo en el pasaje mencionado arriba es una doble confirmación de esas promesas hechas por el Altísimo: Si y Amén. Esto es una afirmación y una confirmación.

Podemos entonces decir que:

Cristo nos hace estar seguros y confiados en que Él tiene el control de todas las cosas y que por lo tanto no debemos de inquietarnos con el pensamiento de ¿Qué es lo que va a pasar mañana? Sea lo que sea, tenemos paz para con Dios porque Él ha prometido que nunca nos dejará.

El mismo Dios que sacó a Israel, Su pueblo, de la esclavitud de Egipto, con gran poder, es el mismo Dios que ahora reina en nuestros corazones, y nos alienta diciéndonos que no tenemos el espíritu de temor para estar en esclavitud otra vez, sino que hemos recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba, Padre! (Romanos 8:15)

Dios el Padre nos ha dado de Su paz porque como dice en Su Palabra “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:35)

Es de interés ver que, en la mayoría de las Epístolas del Nuevo Testamento, ya sea al principio o al final de ellas se menciona el deseo del escritor de que la paz del Señor sea una realidad en cada una de las vidas de sus lectores.

Fiel es el que nos llamó para completar la obra que ha comenzado en nosotros. Ven Señor Jesús. (Apocalipsis 22:20)


Juan Rodríguez es el Director del Instituto Bíblico Visión Misionera en Templo Betania y sirve como maestro y predicador.

Juan Rodríguez

Juan Rodríguez es el Director del Instituto Bíblico de Visión Misionera en Templo Betania. Imparte cursos sobre teología, encuestas bíblicas y forma parte del equipo de predicación.

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