Dependiendo de Dios (Zacarías 4:6)

Idea central

No debemos depender de nuestras fuerzas sino de las de Dios mientras le servimos.

Contexto bíblico

Zacarías ministró durante los difíciles días en que 50,000 judíos habían regresado a Palestina para restablecer su ciudad y su culto en el templo. El remanente regresó en 536 a.c. y puso los cimientos del templo en 535, pero surgió oposición y la obra se detuvo. En 530, el Señor levantó a Hageo y Zacarías para que animaran a los líderes y al pueblo, y en 525 terminaron la obra.

Expliquémoslo

1. La fuerza humana es limitada y no basta para realizar la obra de Dios

Zorobabel recibió visiones de Dios que le animaban a reconstruir el templo, lo que parecía una hazaña imposible, pero se le recordó que esta tarea no podía hacerse con un ejército o con la fuerza personal. Se necesitaría algo más.

Debemos aprender que para hacer las cosas que Dios nos ha llamado a hacer se necesita algo más que la capacidad humana. Cuando Dios nos asigna hacer una tarea, tendemos a confiar primero en nuestras habilidades humanas personales, pero terminamos cansándonos y tendemos a rendirnos y a desanimarnos. El problema de confiar en nuestras fuerzas para hacer lo que Dios nos ha llamado es que somos débiles, limitados, frágiles, finitos, frágiles y pecadores.


Que aprendemos: No sirvas a Dios con tu propia fuerza

  • Las habilidades y fuerzas humanas están limitadas 

  • No dependas de ti mismo


Preguntas para discutir

¿Cómo puede saber si uno confía en sus capacidades para el servicio a Dios?

2. El Espíritu Santo nos ayuda a hacer la obra de Dios

Se recordó a Zorobabel que, contrariamente a las fuerzas personales y colectivas, el Espíritu de Dios pondrá los medios necesarios para ayudarle en la extraordinaria tarea de reconstruir el templo.


Podemos caer en la trampa de apoyarnos en nuestro entendimiento, pero se nos recuerda que debemos confiar en Dios y no en nuestro entendimiento (Proverbios 3:5-6). Cuando confiamos en nosotros mismos y en nuestras capacidades para hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer, acabamos frustrados por lo limitados que somos. El Espíritu de Dios nos capacita para hacer la tarea a la que nos ha llamado. Él es más fuerte y mucho más sabio que nosotros (1 Corintios 1:24-25).


Que aprendemos: Depende de Dios completamente

  • Con Dios todo es posible

  • Cuando se terminen tus fuerzas puedes recibir las fuerzas de Dios para seguir adelante


Preguntas para discutir

¿Cómo podemos crecer en nuestra dependencia de Dios?

¿Cuál es la diferencia entre servir a Dios con nuestras fuerzas a comparación con la del Espíritu Santo?

Llamado a la acción

Si te sientes desanimado y tus fuerzas se han agotado, puedes correr a Dios, y él te fortalecerá para hacer lo que te ha llamado a hacer.