Debemos permanecer en el amor de Cristo. El permanecer en su amor implicar serle obediente, y la obediencia hacia Dios produce gozo.

Solo a través de la fe en Cristo podemos ser reconciliados con Dios para seguir su camino. Aunque va a ver momentos difíciles podemos tener la confianza que las tribulaciones hacen formación de carácter en nuestras vidas y nos pulen una fe más fuerte en Dios.

Debemos tener confianza y creer en Jesús. Él aún sigue operando milagros pero la incredulidad se opone como obstáculo para ver el poder de Dios obrar. La verdad es lo que él ha hablado se cumplirá.

Por encima de todo, debemos desear intimidad con Dios y un profundo deseo por él. Cuando oramos debemos ser sinceros y no superficiales mientras vivimos una vida que le agrada y esperaremos lo mejor de él.

La carga del mundo es pesada. Jesús ofrece a cualquiera que esté dispuesto a seguirlo para llevar su carga; que es ligero

Debemos cambiar nuestra mentalidad, dejando de pensar como antes y ver las cosas como Dios las ve con la ayuda del Espíritu Santo porque tenemos la mente de Cristo.

Dios es la fuente de todas las bendiciones. Por lo tanto, nuestra fuerza proviene de la satisfacción en lo que tenemos actualmente y en Cristo, quien nos da la fuerza a través de todo lo que pasamos.

Cumplir los propósitos de Dios a solas es difícil. Necesitamos la ayuda de Dios, quien nos apoya por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Dios tiene cuidado de nosotros como un pastor que cuida a sus ovejas. En los momentos buenos y malos Él estará con nosotros. Si batallamos en creerlo, solo en la intimidad, crece nuestra confianza en Él.