La sabiduría (Eclesiastés 7:23–29)

La sabiduría (Eclesiastés 7:23–29)

Busca la sabiduría de Dios y no dependas de la tuya porque está limitada.

La promesa del Espíritu Santo (Juan 14:15–21)

La promesa del Espíritu Santo (Juan 14:15–21)

Dios nos ha dejado Su Espíritu Santo y nos enseña que le amamos obedeciendo Su palabra.

El verdadero contentamiento (Eclesiastés 6:1–12)

El verdadero contentamiento  (Eclesiastés 6:1–12)

La riqueza material no puede dar el verdadero contentamiento; solo Dios puede.

Dios es misericordioso (Jueces 16:28–31)

Dios es misericordioso (Jueces 16:28–31)

Nunca sientas que Dios no puede escucharte porque has pecado. Él te escucha y hoy tienes la oportunidad de arrepentirte de todo corazón. Él puede restaurarte y devolverte el gozo de tu salvación.

El centro de nuestra adoración (Juan 4:20–24)

El centro de nuestra adoración (Juan 4:20–24)

Jesús confronta a la mujer samaritana y le da la enseñanza que el momento había llegado que las personas adorasen a Dios de corazón y sinceridad, removiendo cualquier obstáculo que tome el lugar y enfoque de nuestra adoracion hacia Dios.

El enlace perfecto (Colosenses 3:14–17)

El enlace perfecto (Colosenses 3:14–17)

Pablo exhorta a los creyentes a mantener la unidad y amarse entre uno al otro. Pueden existir desacuerdos, pero por el bien mayor se mantenga la unidad. Adicionalmente, el estudio de la biblia produce una natural y contante adoración a Dios. Debemos anhelar crecer en nuestra relación con Dios.

Adoración ungida (1 Juan 2:18–27)

Adoración ungida (1 Juan 2:18–27)

En la iglesia primitiva se había levantado opositores del evangelio entre la iglesia. Habían desparramado falsa enseñanza para confundir a la iglesia, pero Juan les dejo saber que tenían el discernimiento del Espíritu Santo para filtrar la enseñanza que recibían. Al igual, cada uno de nosotros tenemos el Espíritu y la palabra de Dios para discernir lo que escuchamos.

Vence con adoración (2 Crónicas 20:14–19)

Vence con adoración (2 Crónicas 20:14–19)

Judá y el rey Josafat iban a enfrentar una guerra que solos iba a ser difícil. Dios levanta a un Jahaziel, un adorador, para compartir que Dios iba a pelear la guerra por ellos. Dios pelea por nosotros, pero mientras lo hace debemos esperar y adorar. Vencemos con nuestra adoración.

La razón de mi adoración (Salmos 103:1–2)

La razón de mi adoración (Salmos 103:1–2)

El salmista se anima a sí mismo y trae memoria del porqué adorar a Dios. Dios había hecho muchas cosas en su vida al igual que él ha hecho con la nuestra. Debemos adorarle y no olvidar de lo que él ha hecho por nosotros.

Viviendo en asombro (Mateo 2:1–12)

Viviendo en asombro (Mateo 2:1–12)

Ante el nacimiento de Jesús, los magos viajaron millas para conocer al Mesías prometido, al llegar a su destino lo recibieron con asombro. Luchemos para no perder el asombro por Jesús.